jueves, 18 de diciembre de 2008

Arboleda


Beso las caderas de los sauces
que hamacan memoria
de vidas en suspenso.

Después de nosotros
las calandrias
con sus patas de alambre
morirán sus otoños.

No me mires abrir la boca,
una corteza rústica y sensible
se adueña de mi voz
mientras te pienso.

dana...





















domingo, 14 de diciembre de 2008

Sus sombras


Sí, tus pastillas de colores
no vieron nada,
ni el rastro del instinto
babeando entre luciérnagas.

Sus dos ojos
- como dos animales tristes-
escupían imágenes
hasta quedar vacíos.

La luz en el espejo, querido,
sólo es un destello
fugáz pero encandila.

dana...

viernes, 12 de diciembre de 2008

Enaguas


Un corazón doméstico
perfumado de detergente
podría ejercer el mando
en mi casa de muñecas.
Cachorro atolondrado:
¿Dónde ibas?.
Sólo un puñado de parásitos
indómitos
surcaron tu desnudez prestada.
Un corazón doméstico
escuchando el saqueo suave
que las hormigas llevan
en sus lomos .
Cachorro atolondrado:
no te desvistas,
afuera las enaguas del mundo
se rompieron.
dana...

martes, 25 de noviembre de 2008

Etiquetas


Con lentitud de ciegos


sus interferencias


sobre mis huesos


trituraban los martes.




Piedra a piedra


la escollera avanza,


mientras el mar replica


argumentos mojados.




No me contengas,


no me habites,


no me inventes,


canívales eternos


pulsan mis ficciones.


dana...


miércoles, 19 de noviembre de 2008





No pasaron acordes nocturnos,

el frío de mi piano

sigue rompiendo en música.


Brahms, desnudo y anciano

pisa las tetas de Julie

entre rapsodias nudosas.


No, no me bailes los ojos

aún mis manos prestadas

siguen matando bestias.


dana...

jueves, 13 de noviembre de 2008

Anexo


Ella mezcla la tarde,
tantea hasta encontrar
el escalón que los años
superpusieron al silencio.

Tantos indicios de jacarandaes
tanto impúdico violeta
mientras flota la luz
mientras recupera los ojos.

Las rejas son detalles oxidados
de lo que debió pasar
por sus ventanas.

dana...

sábado, 8 de noviembre de 2008

Vacíos


Sacaste tu poema del agua

como quien saca la lengua

el guante, los ojos, la voz.


¿Hablabas de mi útero?


No te tientes, amorido,

el silicio de tu cuerpo

todavía pincela los charcos

que el cemento inventa

en estas siestas.


¿Hablabas de mi útero,

de mi metáfora, del mundo?


El dolor de noviembre

a veces,...

tiene el espesor exacto.


dana...

martes, 4 de noviembre de 2008

Irregularidades




En este instante descalzo


la espuma turbia


de noviembre


espiga bordes en mi cuerpo.




Abajo, justo fuera del otoño


los úteros del tiempo


apilan piedras mojadas.




En la otra faz del óvulo


hay hijos silvestres


creciendo como la tarde.




dana...




lunes, 9 de junio de 2008

Al tiro




Cuando para remendar el aire
matamos calandrias
el dolor hace de puntilla
a los ojos en silencio.
En algún lugar del mundo
debe llover esta tarde
para colgar mi ventana
mientras te pienso.
dana...



sábado, 31 de mayo de 2008

Él,

eleva su cadena

de música dorada

sobre la alfombra de ella.


Ella se lava la voz,

lo nombra limpia

y se teje una estrofa

para no helar las manos.


Él

nombra su cuerpo

entre candados nuevos

y no logra

ver la piel de sus razones.


Ella

lo piensa entre palabras

mientras ovilla la tarde

entre gatos hambrientos.


dana...

miércoles, 28 de mayo de 2008

Accidente


Van a brotar abejas
del mundo en que esculpe
su letra y su misterio.

Si el cuerpo se retuerce
sobre su eje perforado
suena a hueco
la elipsis de su vuelo.

Un hombre se sentó
en mi verbo accidentado.
¿Cuándo el hueco de su boca
va a descansar mi nombre?

dana...

martes, 20 de mayo de 2008

La hamaca


Pequeñas deformaciones,
salpicaduras,
detalles al descuido
son los sueños.

¿Dónde la hamaca rota
de la infancia
sigue su órbita en los ojos?

Todas las noches son iguales
cuando la luz hace crecer al hijo
que lloraba en nuestro abrazo.

dana...

Espectadora

"Solamente fui espectadora de sus ficciones"
Sole Actis


Eva se aproxima
y en la vuelta de hojas que presiente
las ficciones de él la desalientan

Eva hace como que el viento sube
como que las manos suben
como que todo se apresta
a caer desde lo más lejano

Eva practica la taxidermia
con cráneos prestados de otras edades
y sus cabellos se llenan de dedos
de carnavales de pueblos, de infancia

Eva escucha a su prisión las manos
inventa un atado de lienzos prestados
y se aproxima y se estremece
arrancando descalza frutos viejos
de un nuevo corazón silvestre

dana

miércoles, 14 de mayo de 2008

Daños menores

Un momento,

deténgase,

alquile una habitación,

ponga en ella

una alfombra pequeña

la luz de una ventana

los ojos de Modigliani

una bailarina de Degas

y siéntese

cómodamente

a desempeñar

cargos menores

Discrepe con ellos

no se los permita,

funde una sociedad

de espectadores.

Alguien arrastró un pincel

por el lienzo de su hembra.

dana…

Por los pasillos

El aire azorado

con sus malditos cacharros

que se rompen

resulta ofensivo

obsceno

cuando pisa los pasillos

de tu rostro.

En diez minutos

el cuadro

va a doblar la esquina.

dana…

miércoles, 26 de marzo de 2008

No me mires

1

Los menos neutros

que aparecen como empujados

por fuerzas contrapuestas

y se aparean

y proceden

dejando esquirlas incrustadas

en las orillas.

- en su sentido verdadero

la vida no es más que esto-

Una corriente de agua

con piedras eternas

formando cascadas,

alimentando pájaros.

Los sentimientos :

depredadores instintivos

rasgando tu cuerpo

tan lejano.

2

Él

- animal prematuro-

indaga en mis costuras.

Yo

- hoja ensalivada-

mojo el hábitat del lobo.

Tranquilo:

mi endometrio escupe

los ojos de tus vástagos

en always ultrafinas con gel.

3

Por favor no se detenga

todos tenemos un espolón

una cresta

un gancho

algo que lastime

algo que nos pudra.

Siga latigando

con su disfraz de anatomía

desnude la amable espalda

ponga entre mis dedos

sus lunares

deje que lo siga

déjese alcanzar.

Por favor no se detenga

présteme su aljibe

sus danzas tribales

el verdor definitivo.

Defíname " después"

hágalo aún en corcoveo

¿Quién sabe de qué insecto

se vestirá su piel

después de muerta?

4

Las que a veces

supuran del tálamo,

se abejan

retumban

se retuercen

- esfímeras pasiones-

sobre el silencio

que las contiene

Ellas, las traslúcidas

como gotas nuevas,

mujeres que fueron

sobre su cama

en pretéritos perdidos.

5

tampoco hubo indicios

esta vez

de una operación aérea, fallida,

- tejo una manta rosa y ocre

punto por punto, tarde por tarde-

ciertamente

reservo mis antecedentes

para otros descuidos

menos aromáticos

ensalivo la punta del índice,

lo refriego contra el vidrio,

dibujo una anciana muerta,

el vaho tentador

la circunda,

otras mujeres

fertilizarán la cuna

del cuerpo nuevo

6

vertical me interroga:

¿la subalterna

va a seguir ocupando

su rincón?

minan la vida

esos ojos que sangran

y cada paso que doy

estalla ,

- inevitable-

en su sexo

de hombre impar

7

Contra tu cuerpo

que liga los elementos

la noche desvestida

se apoyaba.

¿Dónde mi rostro de barro

puso la lluvia para esfumarse?

8

Tiré el medio paquete de harina que quedaba, les tengo pavor a las cosas orgánicas que perduran en el tiempo, incluso a los amantes.

Daniela Piccione

danielap@netcoop.com.ar

martes, 5 de febrero de 2008

Volver


Volver a abrir las manos
hasta que las manos
retuerzan
la soga de los días
hasta que la ahoguen
hasta que la griten
hasta que vuelva a oler
a polen de torcazas
hasta que cada pétalo
de cada camelia
oxidado y sin sur
se estrelle contra la vida.
Volver a asir la punta
de todo lo que cabe
de todo lo que infecte
de todo lo que muela
sangrar hasta encontrar
la astilla que supura
el perfume a madera
las cenizas del comienzo.
Volver como vuelven
los trenes de la tarde
oliendo a cardos y óxido
masticando la humedad
de las pieles antiguas
rozando su nombre
así, como al descuido.
Volver de las cosas triviales
de la ropa tendida
de las ventanas encendidas
de la tarde del domingo
de los hijos en la falda.
Y hacerte existir descalzo
aquí, junto a los trenes,
con la tarde que revienta
sus cardos oxidados
sus terribles camelias
su humedad de comienzo.

Daniela Piccione

Ignacio y mis agujas.


Tejo incansablemente un pulóver blanco
Ignacio me mira pasar la lana
yo con el rabillo descuidado
asalto por instantes esos ojos
- me los quedo -
río a media risa el holocausto
de vérselo en vuelo de cometas
con pelota bajo el brazo y descosido
cazando a coro e grito una palabra.
El sigue mirando mis agujas
yo sigo tejiéndome en sus ojos.


Daniela Piccione

Manu y el naranja



Cuando la tarde sangra de naranjas
sus mejillas se salpican de arreboles
y un intenso calor me lo aproxima
de tierra de cabellos o roturas
Manu enjuicia con su índice mis nones
y se ríe de los ojos para adentro
traduciendo su espacio en una mueca
Manu archiva cada tarde mi paciencia
dibujando en las paredes helicópteros
se bebe como un sabio los perdones
y avanza en zapatillas desatadas.
Cuando la noche por oscura me lo acerca
su fantasma se arrincona con mi puerta
y él descalzo sin arreboles ni naranjas
se abroja en miedos por mis manos.

Cuando la parábola del tiempo me lo esconda
voy a temer haber perdido sus caricias
voy a temer de sus piratas el cuchillo
voy a temer no ser de madre en su naranja.

Daniela Piccione

viernes, 25 de enero de 2008

Precio


Para encarecer el precio
él da muestras gratuitas,
deja un rastro de obstáculos,
sonríe terrible,
pago veinte malditas noches
-en vigilia-
por ese animal doméstico
que mastica mi cabeza
que antítesis sedienta
tan tenue la lágrima caída
brutal el amor que la provoca Daniela Piccione

Finales


Mi infancia tenía rincones más amargos
y la tarde amagaba con sus soles
ir hasta el silencio más pagano,
mi madre tenía mi infancia
prendida de sus pechos,
cubierta con mantas de lana,
hilvanada con puntos precisos.
El hombre que me termina
abre los ojos despacio,
tiende a quedarse dormido,
está al acecho del mundo,
me acusa y se me pone.
Mi infancia pedía sus labios
para abrir más palabras,
leía llena de estrofas y pájaros,
hacía la siesta recostada en los aleros,
mi infancia de árboles y hembras.
El hombre que me hace final
mira la sombra de mi madre
escondida entre pliegues de los muslos,
la espanta, la corre, la aprisiona;
y mi madre lo mira agujereada,
recortando los hilos de a pedazos,
buscando con los ojos sus finales.
Daniela Piccione

Borrador


Estimado señor opaco:
devuélvame la magia
el plasma de las palabras
el dolor que fluye
los amores nauseabundos
Míneme, destrúyame
envuelva su baba elástica
en el grito que presiento
hágame puta y pasajera
huélame el mundo, perfúmelo
Pretendo una manada,
un lugar exacto y libre
una ración de abejas
el sentido de lo nuevo.
Absórbame, ,
ate al perro de sus ojos,
amánseme distante,
deje que por fin la huella
se llene de agua y vuele.
Porque así,
seguiré amando
su borrador de hombre.

Daniela Piccione

Al tiro


Cuando para remendar el aire
matamos calandrias
el dolor hace de puntilla
a los ojos en silencio.
En algún lugar del mundo
debe llover esta tarde
para colgar mi ventana
mientras te pienso.

Daniela Piccione

Anatomía de enero


Cinco veces me detuve en la puerta del comedor a contemplar la ventana, cinco veces giré sobre mi cuerpo y supe al instante que no pasaba nadie, que nadie se había acercado a tocar la puerta. Las puertas se golpean, se tocan, se acarician, entran en la vida de las mujeres; sí, solamente un género; con el más infinito sigilo y les advierten que afuera el mundo está ocupado.
Mi amante había dejado de gemir, pero eso es intrascendente en enero, los amantes son para el otoño; también había dejado de incursionar en los bordes del río cuando la garúa esfumaba las luces de la calle, eso sí es terrible y obsceno.
Metí las manos entre las cucharas , los vasos, el colador, supe que una hembra erguida acapara el detergente con destreza, hace que la soledad del mediodía sea una soledad pasajera.Puede que una y otra vez se repita como un ritual sin carisma pero una hembra hace que todo sea necesario. Alineé los vasos boca abajo.
Su boca siempre transpiró la palabra medida, un escritor nunca jamás escatima palabra para describir una escena que se viene a acodar hasta siempre, un escritor es un hombre que se desnuda por desaparición de instinto y ensalza hasta el demonio por condimentar su pluma. Como quien termina un dibujo y lo mira en perspectiva él miraba las puntas de mis pies después de los temblores y se quedaba así, estupefacto, con ojos de pez.
Después una dignifica el dolor camino al dormitorio, piensa en qué porción se hizo grande y estalló hasta perderlo tiernamente, cayendo como el Principito en el desierto las horas prestadas se embalsaman, el formol de los ojos es solamente un diario con memorias.
Más tarde , en sus gemidos ajenos él apiló las piedras para hacer una gruta sombría donde nadie cabe y se alejó, sí, olvidando pasar por cinco veces consecutivas frente a mi ventana de hembra en enero, yo seguí descalza, mirando como sus ojos de pez raspaban el silencio de mi almohada.
dDaniela Piccione