martes, 5 de febrero de 2008

Volver


Volver a abrir las manos
hasta que las manos
retuerzan
la soga de los días
hasta que la ahoguen
hasta que la griten
hasta que vuelva a oler
a polen de torcazas
hasta que cada pétalo
de cada camelia
oxidado y sin sur
se estrelle contra la vida.
Volver a asir la punta
de todo lo que cabe
de todo lo que infecte
de todo lo que muela
sangrar hasta encontrar
la astilla que supura
el perfume a madera
las cenizas del comienzo.
Volver como vuelven
los trenes de la tarde
oliendo a cardos y óxido
masticando la humedad
de las pieles antiguas
rozando su nombre
así, como al descuido.
Volver de las cosas triviales
de la ropa tendida
de las ventanas encendidas
de la tarde del domingo
de los hijos en la falda.
Y hacerte existir descalzo
aquí, junto a los trenes,
con la tarde que revienta
sus cardos oxidados
sus terribles camelias
su humedad de comienzo.

Daniela Piccione

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